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La aparición de Bitcoin despertó un enorme debate y lo que al principio parecía ser la propuesta de un nuevo método de pago capaz de volver obsoletos los sistemas bancarios nacionales resultó ser una fuente de inspiración para imaginar sistemas radicalmente nuevos de organización del mundo. Así que, gracias al principio del blockchain, un registro distribuido e incorruptible en mano de todos y de nadie en particular, nos encontramos ante la posibilidad concreta de que un código informático pueda reemplazar las leyes del estado, los aparatos de control y hasta la confianza entre las personas.
La tecnología blockchain es el foco de atención del trabajo más reciente de Simon Denny, artista nacido en Nueva Zelanda y afincado en Berlín, que en dos recientes trabajos en Nueva York (Blockchain Future States) y en la Bienal de Berlín (Blockchain Visionaries) adopta el lenguaje y la visión del mundo de las tres compañías que están diseñando el futuro de las criptomonedas.
En estos últimos años Denny se ha ocupado de las zonas nebulosas y en rápida expansión de nuestra sociedad tecnológica: desde la ideología de uno de los más grandes productores de electrónica de consumo, hasta el optimismo impregnado de capital riesgo de Silicon Valley; desde el estilo corporativo de las charlas TED, hasta el imaginario de los servicios de inteligencia de la era electrónica, reconstruido a través de los detalles de su diseño gráfico. Denny actúa en esta nebulosa como una mezcla de antropólogo visual y periodista de investigación, sacando a la luz detalles políticamente controvertidos y, en general, los aspectos implícitos de un nuevo orden tecnológico, escondidos a primera vista.
En 2013 Denny intentó documentar la historia del emprendedor millonario Kim Dotcom, dueño de plataformas de almacenamiento de datos como Megaupload, Megavideo o Megaporn. Lo hizo a través de la reconstrucción de los cientos de bienes que le fueron secuestrados en una dudosa operación policial llevada a cabo por la policía neozelandesa y el FBI al estilo de los asaltos a punta de pistola en las residencias de los grandes traficantes de drogas (aunque en este caso se trataba únicamente de supuestos delitos contra el copyright).
Denny representó Nueva Zelanda en la Bienal de Venecia de 2015 y ha sido uno de los artistas seleccionados en la Bienal de Berlín de 2016. Sus trabajos han sido expuestos en numerosos centros de arte y galerías en todo el mundo.