(Francia)
Este artesano de la guerrilla visual urbana lleva más de doce años interviniendo los espacios publicitarios de la ciudad. Sus actos son precisos y eficaces, pequeñas modificaciones en anuncios y marcas con la intención de alterar su sentido original.
Entre sus delitos artísticos habituales se encuentran la “liquidación” de logotipos, el secuestro de imágenes publicitarias, los ataques y violaciones visuales, las sombras eléctricas y toda una serie de reformulaciones del graffiti – luminosos, flameantes e incluso graffitis en negativo (limpiando muros) – que han extendido las posibilidades del street art hacia territorios poco conocidos.