SAM3 utiliza todo lo que encuentra en el espacio público como si fuera una página de un libro, o mejor dicho, como una pantalla para disparar imágenes. La calle, las vallas publicitarias, las paredes de grandes edificios de apartamentos, las puertas oxidadas y los muros agrietados: todo sirve de escenario para construir unos cuentos visuales a gran escala.
Comparte su camino con aquellos grafiteros, pintores, muralistas que no conciben el arte como una simple decoración, sino como un canal de comunicación y una aventura: “Me cuesta pintar sobre un lienzo vacío, está completamente blanco y yo debería volver a crear todo el escenario. Cuando pinto en la calle sólo se trata de dar las últimas pinceladas”.
Por eso ver sus intervenciones como simples cuadros urbanos sería un error. Y no solamente porque SAM3 ha trabajado en espacios de todo tipo, incluso rurales, sino porque el espacio público no es un lienzo, sino un territorio a explorar donde dejar mensajes para que otros los recojan.
Ésta es la faceta de las intervenciones de SAM3 que queremos mostrar: en el espacio público hay tensiones y dinámicas invisibles, un terreno abierto a mensajes subliminales generados desde abajo. Unas aventuras urbanas que transforman lo habitual en un símbolo de lo extraño y de la utopía.